Hoy voy a hablaros de un
libro que tengo en mi lista de “libros
que quiero leer”, se titula “De la dictadura a la democracia”. El otro día vi un programa de Documentos
TV que hablaba del mismo y me pareció muy interesante por lo que os recomiendo
tanto ver el documental como leer el libro.
Gene Sharp es un filósofo
y científico político estadounidense que ha dedicado su vida a estudiar las
estructuras de poder a fin de explicar al mundo como derrocar el poder
establecido con la acción no violenta. Sus ideas han influenciado revoluciones
como la Servia,
la Ucraniana
o más recientemente la
Primavera árabe.
En su libro nos cuenta como el poder está sustentado por el pueblo, que
casi siempre permanece ajeno de su poder para cambiar las cosas. Los estados
tienen sistemas para mantener el poder
(policía, juzgados, entidades reguladoras) aunque también se ven
apoyados por la dimensión cultural (normas éticas y morales, tabúes o poder monolítico: se basa en la idea
de que el poder se sustenta en una cualidad intrínseca del dictador). Este
sistema se fundamenta en sanciones (prisión, multas, ostracismo) y recompensas
(títulos, riqueza, fama). Además de esto, Sharp nos da una lista de hasta 198 “armas no violentas” como
son el uso de símbolos y colores o la
organización de boicots.
A continuación veamos un extracto de su libro, una parábola china del
siglo XIV:
" En el estado feudal
de Chu, un anciano sobrevivía manteniendo monos a su servicio.
La gente de Chu lo llamaba
“ju gong” (amo de monos). Cada mañana, el anciano reunía a los monos en su
patio y ordenaba al más viejo que condujera a los otros a las montañas para
recoger frutos de los arbustos y árboles. Por regla, cada mono tenía que
entregar un décimo de su colección al anciano. Aquellos que no lo hacían,
recibían latigazos.
Todos los monos
sufrían amargamente, pero ninguno se atrevía a quejarse. Un día, un
pequeño mono le preguntó a los otros: “¿Sembró el anciano todos los árboles
frutales y los arbustos?” Los otros respondieron: “No, crecieron en la
naturaleza.” El mono pequeño preguntó: “¿No podemos tomar los frutos sin el
permiso del anciano?” Los otros respondieron: “Sí, todos podemos.” El mono
pequeño continuó: “Entonces, ¿por qué dependemos del anciano? ¿Por qué tenemos
todos que servirlo?” Antes de que el mono pequeño pudiera terminar su
oración, todos los monos de pronto vieron la luz y despertaron.
Esa misma noche,
cuando el anciano se durmió, los monos derribaron las barricadas de la
empalizada en la que estaban confinados y la destruyeron completamente. También
tomaron los frutos que el anciano tenía almacenados, los llevaron con ellos al
bosque, y nunca regresaron.
El anciano murió de
hambre. Yu-li-zi dice: “Algunos hombres en el mundo gobiernan a sus
pueblos mediante trucos y no principios rectos. ¿No se asemejan al amo de los
monos? No están conscientes de su estupidez. Tan pronto como su gente vea la
luz, sus trucos no les funcionarán”.
- Libros de Sharp:
http://www.aeinstein.org/organizations6a1a.html
- Documental Documentos TV: http://www.youtube.com/watch?v=bQ68u1xaknM
Comenzaré diciendo que aunque me gustaría que lo que cuenta esta parábola fuera real, ya que es lo ideal, soy consciente conociendo la historia y la sociedad que si bien es cierto que sería un mundo más justo e igualitario, no es menos cierto que es algo imposible y descabellado. Por ello no puedo estar más en desacuerdo y voy a razonar mis argumentos.
ResponderEliminarEn primer lugar creo que para enriquecer al proletario no se debe empobrecer al propietario, atrás quedan las ilusiones y utopías comunistas o anarquistas tan anheladas por parte de la ignorante ciudadanía actual. Sistemas necesarios en algún momento límite pero trasnochados, fallidos y corruptos en la actualidad. La igualdad en determinados casos no debe existir, para fomentar el crecimiento. Hasta en la misma naturaleza se observa como no hay dos gotas de agua iguales y el ciclo de la vida se destruye y renueva mediante cambios, alteraciones y desigualdades, porque es tan antigua como la humanidad la desigualdad. Así ocurre desde que el mundo es mundo, nos guste o no y si nos lo dieran todo hecho, a parte de ser aburrido no existirá la riqueza y el bienestar.
En segundo lugar creo que la propiedad es aquello que distingue al hombre del resto de seres y no se debe abolir o socializar nada que su legítimo dueño no desee, porque en la propiedad esta la defensa del interés propio y la labor a partir de la cual, con sudores y riesgos obtenemos el fruto del que nos alimentamos. La propiedad fomenta la inversión, la competencia, la expansión y el bienestar social, desde lo individual a lo colectivo, si todo el mundo busca su bien sin dañar al prójimo la sociedad funcionara perfectamente, y de velar por ello debe encargarse el Estado. Todo el mundo debería buscar el ascenso y promoción social y no conformarse con los subsidios o salarios percibidos, debemos buscar siempre el máximo beneficio trabajando y ahorrando honradamente.
El poder debe recaer sobre unos pocos y el resto de la sociedad dedicarse a mantenerse y mejorar, cumpliendo, respetando o castigando a la autoridad cuando se lo merezca.
Por último defiendo el orden y la ley, como garantes de la seguridad y la justicia del individuo y por extensión de la sociedad. Considero que sin nuestros cuerpos y fuerzas de seguridad y sin los jueces, la humanidad se hubiera extinguido ya que como todos sabemos, las envidias y odios acaban con las mejores fortunas, puesto que “el hombre es un lobo para el hombre”.
Miguel Pastor
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ResponderEliminarComo dijo Mahatma Gandhi "En cuanto alguien comprende que obedecer leyes injustas es contrario a su dignidad de hombre, ninguna tiranía puede dominarle".
EliminarPrefiero actuar justamente que legalmente.
Lady Amelie